sábado, 26 de noviembre de 2016

La botella en el espejo

No, no me olvido de ti. La botella nos sigue mirando desde el espejo, como queriendo fundirse en el espacio de perversa humedad que creamos.

El frío y la distancia parecía que iban a salirse con la suya, pero no fue así.

"Es Usted malo" , con ojos entornados por enésima ocasión y el ansia frustrada de la promesa de un intenso placer, cortado, una y otra vez, antes del momento de la explosión de gozo.

Pero no era para tanto esa maldad, ¿verdad?

Estuve devorando tu intensidad, y tú misma la recuperaste disfrutando de hacerme disfrutar, hasta hacerme explotar como hacía tiempo que no ocurría.

Sí, disfruté usándote sin más....y disfrutaste siéndolo , sin más. El sencillo placer de sentir que otra manos te manejan a su antojo y no haces nada por evitarlo, pasado el punto de no retorno simplemente, no puedes.

Atras queda el paseo por la estancia, siguiendo obedientemente el dedo que hace de correa, la ofrenda expuesta, las miradas furtivas al espejo, la vibración llena, infernal y casi infinita, el cántico vibrante y el color violeta, tan pleno y marcado en el trazado pérpura sobra la piel. Y de nuevo, esa expresión en el rostro, inequívoca e inevitable.

Ahora, por supuesto, tus sensaciones, mi pequeña zorra. Que ya están ahí.

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