En un par de noches se hallará en su apogeo la trivialiciación de la antaño noche de difuntos. La “celebración “ actual tiene sus raíces en una costumbre bárbara que a inundado sin medida nuestro mundo. No me parece raro que tienda a vivirla quien así lo hizo desde la tierna infancia. Por el contrario, me resulta extraño, aberrante y triste que lo haga cualquiera que tenga más de 35 años, pues no forma parte de su bagaje cultural, social o tradicional.
La pena es provocada por una mera reflexión, sin honduras, de lo que el suceso significa. Pero como es normal que mi autoridad y competencia sobre el asunto sean fácilmente cuestionables, dejo las reflexiones de alguien que merece un indudable respeto y consideración.
Por lo demás, hagan pasado mañana el ridículo en su pulsión infantil-adolescente del modo más digno posible.
https://elpais.com/cultura/2014/01/22/actualidad/1390412516_018602.html
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