Se está convirtiendo en una grata costumbre. De nuevo este año, en fechas similares a otros anteriores, tiene lugar la visita a la finca, espacio que poco a poco se va convirtiendo en un lugar de peregrinación y ofrenda, en el cual la comunión entre el primitivo influjo de la naturaleza y la refinada esencia del ánimo perverso se funden en un crisol que da vida y sentido, uniéndose la imaginación etérea con las sensaciones tangibles que penetran a través de los sentidos.
Ya está la recolecta seleccionada y almacenada, lista para ser tratada entre el brillo de los ojos y el tintineo de la cadena provocado por la actividad de las manos que metódica y cuidadosamente dan forma y tacto a los instrumentos que servirán de escarnio a la piel y paz al espíritu. Pronto estarán listas para ser usadas.
Amén.
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