Antes de nada, sí, mi placer está lleno de ambigüedades. Hace tiempo que cumplí los quince.
Me hace gracia quien cuestiona mi honestidad sin pararse a mirar la suya. Sobre todo en el ámbito de confluencia de este lugar, supuestamente de encuentro de sensibilidades sadomasoquistas y de dominio.
Concibo pocas actitudes más deshonestas que proclamarse sumiso y pretender mantener control en la relación. Poner condiciones que aseguren ese control. Algo así como un sometimiento a medida.
Supongo que los que pretenden sexo sin más, una pareja o un diván admitirán esa servidumbre. Y los tendrán por honestos y divinos de la muerte por acatarlo.
Sin embargo, para mí resulta sumamente deshonesto asumir una posición de dominio capada. Pero para gustos están los colores.
Eso sí, no admito lecciones y juicios cromáticos de los daltónicos. Faltaría más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario