lunes, 21 de enero de 2013

El día

O el momento.

Viene, de repente. O resulta de cierta maduración

No tiene explicación. Es más, no suele avisar.

Tan sólo, llega. Sin condiciones ni preguntas.

Un brillo diferente, un color insinuante.

Sí, está. Se nota en los matices de la voz, en la postura del cuerpo.

No son abundantes, ni ocurren todos los días. Ni todas las semanas. A veces pasan meses.

Es evidente, o así me lo parece. Para la mayoría de los que me rodean, tan sólo me ven "raro". Es más, durante muchos años, yo también me veía simplemente "raro".

Se dispara la creatividad, la imaginación, y los sentidos se trastornan. Más que los sentidos, la percepción de lo que transmiten.

Se aprecia lo que no se suele ver

Se intuye lo que no se suele oler

Se saborea lo que no suele tener sabor

Se palpa sin tocar

Se filtra el sonido para percibir lo que el ruido suele ocultar

Pero para los demás, estoy "raro"

Ahora ya conozco a quienes como yo, sí saben lo que trae ese brillo en los ojos.

Y a su vez, despierta un brillo similar. Es contagioso. Para otros "raros".

Otras veces, veo que causa miedo.

Ora un miedo trufado de deseo, ora un miedo que hace huir.

Pero nunca, nunca, indiferencia. Lo sé bien.

Muy muy muy bien.

Hoy, es uno de esos días.

Y de esos momentos.

Que bien...


No hay comentarios:

Publicar un comentario