domingo, 20 de enero de 2013

Un aperitivo con cuentas

"El mediodía del domingo se prestan a ello. Tanto que, según a que horas y por que lugares, es difícil encontrar un hueco en la barra. ...."

Hacía días que le había mandado una tarea. Visitando cierta página vi algo que me gustó y me recordó un empeño anterior, y decidí poner un juego en práctica. Para ello, necesitaba que se hiciera un tanga con cuentas, a modo de collar, pero abierto y sujeto a una tira en su cintura. Le mande la imagen que me sugirió el invento, y le indiqué que se hiciera algo similar. Pocos días antes me habló de varias tiendas que conoce donde venden todo el material necesario, así que fue ver la foto y asociar ideas.

El juego me ofrecía varias posibilidades en paralelo. El divertimento, por supuesto, el tentar su estado y estimular de paso su disposición, y porque no, también, una pequeña prueba.

El viernes me enseñó el resultado de su trabajo. Bueno, luego se reveló que de trabajo hubo más bien poco, pero al menos fue un avance con respecto a las últimas fechas. No era lo que esperaba, ciertamente, pero siempre se ha movido extraordinariamente bien por los resquicios que le dejo para hacer las cosas como le parece.

Finalmente, el domingo quedamos para tomar ese aperitivo. Viene con pantalones, aunque es lógico, apenas le avisé con 10 minutos. Unos pantalones ajustados. Sube al coche, y no tarda ni dos minutos en poner su sonrisa pícara, llevándose la mano entre las piernas. Paso la mía, y sí, alli están, las cuentas bien apretadas contra su cuerpo. Una agradable sorpresa que no esperaba.

" .....nos acomodamos en el único espacio que quedaba, y pedí nuestras bebidas. Desafortunadamente, estabamos en zona "roja", demasiado cerca de su casa, como para ponerla demasiado en evidencia. Un riesgo innecesario. No obstante, se las apañó para sacar un extremo de la cuerda de modo que quedaba con un hilo que sobresalía por su cintura. Me recordaba aquellos muñecos de cuerda antiguos, de esos de los que tirabas y comenzaban a bailar. Aquí, los tirones provocaban cierto baile, que si bien no era el resultado de nada que pudiera llamar la atención, sí que acabó por no pasar del todo desapercibido (aunque sin conocimiento explícito de lo que ocurría) a aquellos que nos rodeaban."

Desde luego, no se ha desarrollado el juego como había imaginado, pero, como aperitivo, no está nada mal. Y va a dar lugar a variantes insospechadas. Pues no sólo los resquicios sirven de vía de escape.

Y hay más domingos para salir a tomar algo, claro que sí.

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