Cuando la vista viaja para atrás, es el momento de mirar hacia adelante y más allá..
He estado revisando viejas entradas, viejas cuentas, viejos correos, viejas relaciones. Aproveché para hacer limpieza, borrar algunas cosas, mantener otras, remomorar momentos, eliminar presencias y reducir prestaciones.
Pude ver que tuve intuiciones muy acertadas, y otras no tanto. Y, asimismo, descubrir cuan pretencioso puedo llegar a ser escribiendo.
La verdad es que el formato del blog se presta con facilidad a ello. Es tan sencillo presentar en pocas líneas una sensación y plasmarla. Con los matices que se deseen dar. Y las palabras son tan dúctiles y maleables. Tanto que en ocasiones el poseer facilidad para retorcerlas puede hacerme creer que soy capaz de manejar todo lo que deseo a mi antojo. Y claro, no es así.
Prevalece por lo que leo (y me doy cuenta ahora) la intención de mostrar momentos de descubrimiento como algo único, con un aura de trascendencia y distinción. Casi de exclusividad.
Y tampoco es para tanto. Cada uno baja las escaleras como quiere, y es una vana estupidez pintarse especial, fuera de las estadísticas. Como si fuera posible quedar fuera de ellas. Siempre habrá una que nos engulla de un modo gris y uniforme.
Parece que es malo tener tiempo para pensar. Pero que va, ni de coña. Lo malo es no pensarse de vez en cuando, y tomarse demasiado en serio. O tampoco eso.
Probablemente volveré a mi pretencioso tono petulante de costumbre, difuminado en palabras escogidas. Cada uno es bueno en algo y no tanto en mucho más.No es que sea un fraude, no, pero tampoco he descubierto nada que no llegue a conocer cualquier espíritu observador con el tiempo. En cuanto a la integridad y el valor que en ocasiones muestro, quizá sea mejor no hablar demasiado.
En fin, ya se verá.
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