miércoles, 22 de marzo de 2023

Perversiones aireadas

Tanto deseo de normalización, consciente o inconsciente, definitivamente, ha hecho perder el foco. Y da lugar a conductas difícilmente asimilables en un lugar de encuentro calificado a sí mismo como kinkster, o de pervertidos, por usar una acepción clásica en español.

De este modo, se ha convertido en algo relativamente común que los detalles de una conversación privada con propuestas o en la que se manifiestan deseos ciertamente extraños, sea hecha pública, las más de las veces, con ánimo jocoso e indisimuladamente prepotente, con aroma a auto de fe.

Es un error. Un lamentable error. Cuando a alguien, por la causa que sea, le es ofrecida una fantasía o incluso lo que pueda parecer una aberración, de un modo privado, no tiene derecho a convertirla en mofa de mentidero, por muy disparatada que pueda resultar. Porque se da en el ámbito que se da. Si por lo que sea, el receptor la considera inapropiada, basta con hacérselo saber al remitente, y si éste no respeta que su confidencia no se aprecie o que se decline su oferta (por decirlo de algún modo), úsense los canales que ofrece la página, y si se percibe riesgo, comisarías y juzgados.

Pero hacer, insisto, en este ámbito, de una perversión confesada, objeto de chanza general, me parece una bajeza inaceptable. Por mucho que se pueda estimar que es una ironía fuera de tono, una broma, un desafío o una tomadura de pelo, y aunque así lo fuera. Confesar una fantasía íntima, un deseo imposible, una aberración onírica, no es fácil, y suele requerir apreciar un mínimo de mirada cómplice. Hacer de ello una gracia de conventillo para que los paladines de la estupidez vuelquen su pretendido humor insufrible a modo de picota moral pretendidamente ingeniosa es de lo más bajo que se puede caer. Y desgraciadamente, parece que se ha convertido ya en norma del lugar.

Como me dijo una buena amiga hace ya muchos años, en verdad somos muy pocos, y los buenos están ya cogidos. Va ser eso, y sigue teniendo razón, sí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario