lunes, 6 de noviembre de 2023

El coño acuático

Era un coño a un mar pegado.
Era un coño impulsivo.
Era un coño incapaz de controlarse.
Era un coño fluido.

Aunque decir esto último no es hacerle justicia.
Estaba directamente conectado a dondequiera que nace su placer.
Placer masoquista absoluto.
Cada brizna de dolor acumulada provoca un efecto exponencial.

Y en un momento dado, empieza a manar.
Sin límite, sin pudor, sin medida, sin fin.
Una vez comienza, pronto aparece la sensación que de no parar el estímulo, puede acabar disolviéndose.
Primero es una gota, luego un chorro, finalmente una cascada, y acaba bañada en un charco.

Y no, no se trata de una confusión con los líquidos. En absoluto.
Todo lo produce ese coño acuático interminable.
Aunque parezca otra cosa, no lo es.
Algún día tendré que probar que acaba antes, si la tolerancia al dolor o el manantial incontenible.

Mas me temo que ninguno de los dos tiene final.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario