No puede dormir.
Tan insomne, él. No puede cerrar los labios (uy, los párpados, será).
Nada, ni con un besito, ni con suaves caricias, ni con amenaza de azotaina, a mano o con zapatilla.
No se quiere dormir. Y llora, se le caen las lágrimas, húmedas, densas, perezosas.
Quizá necesite el chupete. No hay como los remedios clásicos.
Y a dormir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario