viernes, 10 de noviembre de 2023

No puedo

 

No, no puedo. Nunca los he tragado.
Y cada día puedo menos.

No puedo con las mentes cortas, obtusas, literales, de filosofía de epigrama y trazo grueso.

No, no son sencillos, ni les justifica la simpleza, ni siquiera en el hipotético e improbable caso de que no sean conscientes de tamaña limitación.

No, no puedo cuando airean su incapacidad exhibiendo patéticamente tan denigrante falta de cerebro.

Y sobre todo, no puedo con que digan que tienen el derecho de decir lo que quieran. La simpleza mayúscula y suprema.

No, no tienen derecho a crear ese silencio incómodo a su alrededor, o las miradas de conmiseración. Y mucho menos, a provocar un solidario despliegue de simplezas cómplices al romper el hielo que un pudor intelectual mínimo había impuesto.

Si quieres ser un imbécil, por favor, selo en la intimidad. Que no todos los desnudos son apreciables.

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