jueves, 6 de junio de 2013

Una consulta iniciática

La somnolencncia amenazaba en serio. O más bien, los párpados podían con su voluntad. La sala de espera estaba vacía, lo lógico a la hora de comer. La cita era para hace 10 minutos, y aún no sabía cuanto más habría de esperar.

La sensación de cansancio se mezclaba con lo vivido la noche anterior. Una noche amagada varias veces, pero que ahora por fin, libre de obligaciones decidió tomarse sin más dilación. Al entrar en el local, tuvo la sensación de que había dejado pasar demasiado tiempo, a la vez de que no se había perdido nada. Pero decidió quedarse. Saludo a conocidos, sin prestar demasiada atención, y se puso a atender al espectáculo.

Se sucedían los nudos y las cuerdas sobre los cuerpos de 4 ó 5 personas, en aquel pequeño espacio. Llegó el turno de la estrella de la noche, quien hizo un montaje aparente, aunque nada que no hubiera visto o practicado él ya.

Era más divertido mirar a la gente; una mezcla particular muy heterogénea. Flotaba en el ambiente un aroma de exhibicionismo forzado. En un momento dado, cruzó la mirada con una mujer que trataba de aprender. Había hablado antes con el maestro, pero este no le prestó mucha atención. Una mirada interesante, por fin, fuera del juego de máscaras que imperaba en el ambiente. Un juego falso. Es lo que tiene sacar a la luz los demonios privados, o hacer que se sacan.

Al tiempo que el maestro acababa su performance, se terminó su bebida y recibió la llamada de movil que le reclamaba. De una máscara a otra. Pero al menos se llevó puesta esa mirada. Que fue ampliamente correspondida.

Por fin se abrió la puerta, y entró. Una voz que no le miraba le daba la bienvenida al tiempo que perguntaba "¿es la primera vez que viene, no?". Levantó los ojos y.....vaya, que casualidad, la mujer interesante de la noche anterior.

-"Sí, es la primera vez que vengo", respondió mirándola fijamente, con una sonrisa ladeada.
-"Pues yo diría que ya le he visto antes"
-"Sí, anoche, entre cáñamo, yute  y algodón"

Se ruborizó mientrs bajaba la mirada. El paciente deció probar fortuna, total, era él último de la lista y sabía ya lo que le iban a decir.

-"Pero seguro que aquí tienes algo similar, aunque sea sintético"

No respondió, tan sólo se dio la vuelta, abrió un cajón, y saco una docena de vendas que quedaron sobre la mesa. Tras dejarlas ordenadamente alineadas, se puso de pie a su lado, y cruzó las manos a la espalda como vio hacer la noche anterior. Él tomo la primera venda y comenzó a desempaquetarla......


-RINGGGGGGGGGGGGGGGGGGG

Se sobresaltó. Miró a la pantalla y vio que era su número. Defintivamente, se había quedado dormido, y de un modo profundo. Se levantó perezosamente aún con el regusto del breve sueño que acaba de tener, y abrió la puerta.

-"Buenas tardes. Es la primera vez que viene ¿no?"

Puede que Calderón se equivocara. ¿Quién sabe?

2 comentarios:

  1. Hola, me gusta la imagen, es sugerente, es algo que hace muchos años pensé. El salón de un Hotel de madrugada, con piano de cola, una luz tenue yo con apenas un vestido de noche, de raso lencero, altos y finísimos tacones, cantando sobre el negro piano. Para una sola persona en todo aquel salón. quien sabe quizá le cante al pianista. Lo mismo las ideas de adolescente se cumplan en la madurez :)

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    1. Hola. Supongo que el comentario es para la entrada anterior (en lo que se narra en esta no hay piano, y en el local no se si cabría uno de media cola). Pero la doy por apuntada en su sitio. Y sí, doy fe de que algunas ideas de adolescente se cumplen tarde o temprano.

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