miércoles, 14 de mayo de 2014

Sombras

No sé si es una astenia primaveral inoportuna. Aunque va y viene de un modo extraño. Es cierto que suelo ser sensible a estímulos de un modo exagerado en ocasiones, sin aparente proporción entre la causa y el efecto. Y por mucho que analice, no hay forma de que la próxima vez evite que se repita.

Sé que la casualidad no existe, que los sucesos coinciden por una mera cuestión estadística, y que "los dados del destino no están trucados" principalmente porque no existe el destino, y el truco suele explicarse cuando se reconocen la causas que lo favorecen.

Pues bueno, la estadística ha hecho coincidir dos sucesos similares de modo simultáneo. El primero me trajo un pesar profundo, y un sentimiento desconocido, algo parecido a dolor, pero fuera de mi. Lo ocupado del día, y el tener que poner la mente necesariamente en aquello que tengo que resolver hizo que pasara a un segundo plano, pero está ahí. El segundo no me pilló de sorpresa, pero acabó por desarmarme. Una sensación de culpa me invadió, quizá porque ambos en conjunto daban verosimilitud a cierta teoría esbozada tiempo atrás. Una teoría con dos caras, de la cual sólo consideré la primera (estúpido orgullo narcisista). Ahora, el reverso me arancaba algo de dentro, para siempre, y por primera vez en mucho tiempo, no sabía que hacer. Es lo que tienen los reversos, que no se muestran, no se ven, y cuando aparecen lo hacen casi a traición.

Lo tengo ahí, de fondo, moviéndose, buscándome. He repasado historias casi presentes unas, y casi antiguas otras. Y el frescor del recuerdo me ha aturdido aún más. Un frescor tan lejano.

Hace calor a la sombra. Y el viento ha cesado, por completo. No se si es lícito lo que he pretendido. Es posible que la perspectiva no le siente bien a ciertos momentos. Pero si sólo hubieran sido momentos....

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