jueves, 8 de mayo de 2014

Vestida

"Desearás no llevar nada"

Mientras caminaba, cada paso le recordaba su mirada burlona mientras decía esas cuatro palabras. Sí, es cierto que una de las cosas que le atrajo de él desde un primer momento era la imaginación que mostraba para jugar con situaciones cotidianas, aparentemente inocuas, y que no se prestaban a un juego de exhibición.

Porque a ella le iba eso de exhibirse. O eso pensaba. En sus fantasías se veía mostrando su cuerpo a extraños y disfrutando de ello, y de las situaciones que provocaba. Claro que, había algo que sus fantasías no incluían, y era el hecho de no controlar por si misma la situación. Pero eso, en vez echarla para atrás, extrañamente lo hacía más excitante. O al menos, ella se excitaba más, como nunca supuso que le ocurriría.

Ya en la primera cita tuvo ocasión de comprobar lo que le esperaba. Allí en el Vips, en un lugar "conveniente", se encontraron frente a frente. No había mucha gente, pero parecía que todas las miradas eran para ella. No podía ser menos. Le hizo ir con ese vestido tan corto, ajustado y vaporoso, que era como no llevar nada. Semitrasparente, y sólo con las bragas debajo. Y claro, un pecho tan voluminoso, con unos pezones tan rotundos, ejercían un influjo irresistible a toda mirada. Masculinas, por supuesto, pero también vio como ellas la radiografíaban de arriba abajo, y prefería no poner palabras las expresiones de los rostros que pudo ir viendo.

El estaba ya allí, y cruzó el local lo más rápidamente que pudo. Trató de sentarse rápidamente, pero con un gesto se lo impidió. Sin darle las buenas tardes, le espetó directamente "A ver, acércate, quiero ver si vistes como te he indicado". El rubor que corrió por sus mejillas fue tan intenso como el nudo que noto que crecía en su estómago, y no quiso saber que otras reacciones le produjo la frase. Sentía que todo el local la miraba, y aunque eso no era del todo cierto, tampoco se alejaba demasiado de la realidad.

"Apóyate en la mesa".

Al hacerlo, su escote se mostraba generoso a sus ojos, y en efecto, le fue sencillo comprobar la ausencia de sostén. No contento con eso, tras rozar suavemente la piel de su brazo, paso el dorso de su mano diestramente por cada pecho, provocando que los pezones sobresalieran aún más.

Ya no quería mirar, no queria saber, no quería.....no quería parar, ¡oh, cielos, ese nudo en el estómago!.

"Muy bien arriba, sí. Veamos abajo. Separa las piernas"

Sintió que se paraba el tiempo. Joder, si debía haber cámaras, seguro que al día siguiente algún listo ya lo había colgado en internet...y ese pensamiento hizo que el nudo fuera más y más denso, como una serpiente enroscada....y encima.....no, no puede ser.....pero sí, está subiendo una mano por el interior de sus muslos.

"Mírame a los ojos"

Vio una mirada helada, una mirada penentrante, que sin embargo, estaba disfrutando del momento tanto o más que ella.

"Veo que el calor no está sólo en tus mejillas. Pero te noto incómoda. Quizá quieras acomodarte un poco ¿no?"

No sabía lo que quería. Ni lo que decía, ni lo que quería decir. Así que, como una autómata, penetrada por aquella mirada fría, sólo acerto a decir "Sí"

"Está bien, ponte cómoda. Veo que te aprietan un poco, así que quítate las bragas"

Su mente se nublo en ese instante, y no puede recordar exactamente que pasó a continuación. Sólo quedan en su cabeza el recuerdo de una mezcla bárbara de placer, vergüenza, excitación y temor.


Ese fue el comienzo de su primera cita, que le pareció que había tenido lugar mucho tiempo atrás.

Ahora, mientras leía el mensaje que acaba de recibir, resonaban las palabras

"Desearás no llevar nada"

Imposible que fuera así con lo quele había mandado hacer. Las bandas de goma en la base de sus pechos hacía que estos sobresalieran obscenamente. Tenían un tono violáceo, y estaban hipersensibles. Los pezones parecían querer independizarse, y el más leve roce le producía un escalofrío. Aún así, se alegró de rogarle que le dejara salir a la calle con una camiseta, a pesar de que sus formas se marcaban con un descaro lúbrico. Estaban en una playa en la cual no era extraño ver desnudos impactantes, pero eso que llevaba puesto era excesivo. Sin embargo, tenía razón, una vez más. Al leer el mensaje, supo que sería mejor no llevar nada. Pero ya había hecho su elección. Así, mientras el agua de la ducha mojaba la tela y hacía transparente todo lo que antes apenas cubría, sintió de nuevo como el placer, la vergüenza, la excitación y el temor se enroscaban en su estómago.

Y el día no había hecho más que comenzar....


un pequeño ejercicio de estilo. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia...¿o no?

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