Ante una amable justificación por causa situación circunstancial adversa, en mi réplica de asentimiento y despedida fui a argumentar que era natural.
Pero luego me di cuenta que precisamente es lo establecido como antinatural lo que me atrae, estimula, excita y place. Aunque yo lo perciba como natural.
Así que deje la justificación en un “es lógico” y correspondí a la amabilidad.
Ser tan naturalmente antinatural no está reñido con las buenas formas. Con las buenas costumbres, quizá lo esté un poco. Pero sin exagerar .
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