Mis dedos recorren los eslabones
frios, metálicos, leves,
desgranan en cada paso un pensamiento
una imagen, una intuición, un deseo
Deshacen distraidamente los nudos,
fríos, metálicos, apretados,
evocando otros diferentes
calientes, palpitantes, vivos
Alcanzan a dibujar un miedo
frío, nebuloso, concreto,
pesadilla de mordisco irreal
espejo de lo que aún no ha llegado a cambiar
Los dedos recorren la senda prohibida
vedada por el temor imposible
de los ojos que no miran al mar
por no ahogarse aún desde su atalaya
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