miércoles, 28 de noviembre de 2012

"quiero que todo vuelva a ser como antes"

Es una frase que sale en por lo menos mil películas. Ayer la escuché en una escena que me mostró un reflejo de situaciones que he imaginado en los últimos tiempos. Un film que propone situaciones, sin juzgar, y permite que el espectador se sumerja en ellas hasta donde lo desee.... o hasta donde se atreva a entrar.

Traza un mosiaco por distintos personajes, y en diferentes partes aventuré a quienes me rodean, y a mi mismo. No sobre un carácter concreto, si no en las distintas pinceladas que va dando en cada uno de ellos. Esa frase fue una de las que me llamo la atención, pues sé que nada vuelve a ser jamás como antes. Ni para lo bueno ni para lo malo. Por la sencilla razón de que al menos yo nunca soy el de antes. Y por eso no podrá repetirse algo que pasó.

Hoy, por la mañana, tuve ocasión de comprobarlo. Hacía muchos meses que no sabía de severinne, y hoy coincidimos y tuvimos una larga charla. Tan agradable y con la complicidad que ya tuvimos siempre desde nuestro primer cruce de palabras ("eres un poco impaciente, ¿no?"). Daba la sensación de que el tiempo no ha pasado, aun cuando nuestro último encuentro tuvo lugar casi dos años atrás. Pero no es igual, claro que no. No puede serlo. A pesar de que la cálida comodidad y fluidez de la conversación remitía a tiempos pasados, o mejor dicho, inivitaba a pensar que fue ayer cuando nos vimos por última vez. Claro que entonces no nos dijimos adiós. Quizá sea eso, que no hay un adiós. Y por eso, queda la certeza de que hay algo que permanece para siempre. Sin que sea necesario de que nada vuelva a ser como antes.

Aprendimos algo juntos, y hoy coincidiamos sobre ello. No importa el objetivo, o no es esencial. Es el recorrido. Y eso viene al hilo de otra frase que escuché también hace pocos días. Me decía catira que siente que la estoy disfrutando con mucha intensidad. Y es así, disfruto lo que tengo a mi alrededor. Mañana no se que pasará. Mientras no pierda la cabeza, no debe ocurrir nada irreparable. Y preocuparme por lo que puede pasar sin saber si ocurrirá es dejar de vivir, y el tiempo no se para. Otra cosa sería que cerrara los ojos e ignore lo que se puede avecinar. Pero eso...... es otra historia.




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