Son días de aprendizaje, de emociones que desbordan. Extremos, frenéticos, viscerales, fríos, de contrastes. De difícil pero imprescindible paciencia. Confusos y a la vez claros. De entraña y mente.
Hay claridad al final, mucha; ya la veo y la siento. Mientras, voy dejando el rastro en casi ya una decena de borradores. Puede que nunca vean la luz. Pero ahí están, testigos de un periodo extraordinariamente convulso. Y rico, aunque duela y la duda a veces parezca que mata.
Muy rico.
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