Se que el destino no existe. Ni las casualidades.
Pero hoy llegué a dudar en algún momento.
Primero, alguien se deja la radio puesta, y el programa incide durante dos horas en temas que por unos días quiero dejar de lado. Temas, sensaciones, certezas, recuerdos....desgranados a veces sádicamente. No apagué el aparato, en una suerte de ejercicio casi masoquista. Al final fue ilustrativo, pero me quita un día de calma.
Me voy a la feria. Evado la conciencia de casi todas mis dudas. Relajo. Sí.
A la tarde, me acerco a ver una actuación en una caseta. Un grupo que canta y toca con mucho gusto y mejor gracia. Y de repente, va y meten una estrofa del corazón loco. A quemarropa. Fueron 20 segundos, suficientes para que mi mente no descanse. Mira que hay miles de canciones, y tienen que cantar en ese momento precisamente esa.
No, no existe el destino, ni la casualidad. Pero a veces parece todo lo contrario.
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