viernes, 12 de abril de 2013

Golpes

Algunos son esperados, y se puede anticipar el efecto si son inevitables.

O esquivarlos, aunque requiera esfuerzo.

Otros sin embargo, te toman a traición. Y de estos, los hay que resultan demoledores.

Con todo, tienen la virtud, pasado el momento inicial de estupor, de ponerme en perspectiva.

A veces, pocas afortunadamente, son tan fuertes que borran de un plumazo todas las preocupaciones existentes. Son los que inciden en lo más básico y esencial de la existencia.

Ayer una llamada me dejó sin aliento. Cuando falta el aire para andar, dejo de desear querer correr.

Ya lo haré más adelante. Cuando vea de nuevo un pie tras otro. Cuando vuelva a respirar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario