inyectado en los ojos
enmarcando la palidez
fuerte, flojo
quemando brillante
un rojo de fuego vivo
que consume lento
sin brillo, metódico
pleno de frío
hielo abrasador
ese rojo, casi blanco
mórbido, irreal
palidece hoy
ante la amenza de su hermano
otro rojo
sedoso, ensortijado
enmarcado de blanco también
entre las brasas heladas de una mirada
deseo, fuerza
agua, vida
aire, inmenso
trae un soplo sin máscara
una vuelta hacia afuera
un fetiche, quizá, un arma
un remedio de mudanza
seda entre los dedos
bálsamo para el alma
esperanzado, ligero
un rojo para mañana
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